miércoles, 14 de septiembre de 2011

Erase una vez una mujer cualquiera

Erase
una vez
una niña
que sufría al ver a la gente
viviendo en garajes
Tirada en el suelo
pidiendo monedas
en un pañuelo

Erase
una joven
que veía claramente
que el único interés
que debía primar
no era el del dinero

Que había que mirar a medio
y a largo plazo...
Que no éramos herederos
sino depositarios

Erase una mujer
que perdió el norte
se perdió en su propio interior
y se olvidó del exterior

Erase una vez
una mujer madura
que renació de sus cenizas
encontró en su crisis
una oportunidad
y se llenó de energía
para dar
y
recibir

Erase una viejecita
que al mirar atrás
se sintió orgullosa
del camino realizado
porque, al menos,
no se había parado.

***
Algunos cuentos terminan haciéndose realidad. Sobretodo si creemos en ellos y trabajamos para ello.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que los alcanzas, esos y todos los sueños que te propongas.
Besos Franché.

Amparito dijo...

Espero que no sean solo un cuento
Gracias Franché

Sonia dijo...

Me encanta, Amparo...
Es.... símplemente precioso!
^__^

Amparito dijo...

Gracias Sonia
Simplemente pongo mis pensamientos en frases recortaditas... ni siquiera me atrevo a llamarlas poesía
Pero me alegra que te gusten