Ahora, que empiezan a llegar ya postalitas de Navidad (este año, por mi condición de concejala, muchas más hasta de las hermanitas de la caridad...al abrirla, os juró que olí a monja) quiero compartir esta historia con vosotros.
No se porqué, de las muchas asociaciones a las que pertenezco y que me mandan información regularmente, esta historia me llegó más que las demás. Será porque lo cuenta ella en primera persona.
Bueno, espero que la podáis leer pese a la letra pequeña. (Si lo pongo más grande se sale de la pantalla y tampoco es cuestión de dejar mal a Windows o quien quiera que sea que nos permita esto de la blogosfera.
Besos sin enojos
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