Hoy mi hija Luna, de cinco años, me ha enseñado a columpiar gotas.
Tocaba una gota retenida en la valla de su cole y, sin que se desprendiera,
la movía a uno y a otro lado,
balanceándola
hasta que se desprendía
pasándose a la yema de su índice
de la mano izquierda
La verdad es que el tilo está precioso
con una gotita brillante
en cada punta de sus yemas
Distinto del sauce llorón
que tiene toda una cadeneta
de minúsculas gotitas
a las que saca brillo
el tímido sol entre nubes.
(Espero que nadie me tome demasiado en serio (por la entrada de "una de cal y otra de arena"). En realidad no soy ningún monstruo. Solo uno potencial, al que intento dominar, como todo el mundo)



2 comentarios:
No te preocupes Amparo, todos tenemos esa parte de nosotros que ocultamos al mundo, y que si se sale de nuestro control podria ser peligrosa. ¿Por qué? Porque los seres humanos somos una mezcla de cosas opuestas.
Una leyenda dice, por ejemplo, que cuando Dios creaba el mundo, le iban sobrando pedacitos de todo lo que creaba. Y mientras creaba el sol y la luna, el tiempo, los mares y las selvas, Dios iba a arrojando al abismo los desechos que le sobraban. Pero Dios, distraído, se había olvidado de la mujer y del hombre, que esperaban allá en el fondo del abismo, queriendo existir. Las mujeres y los hombres, entonces, no tuvieron más remedio que crearse a si mismos, y se hicieron con las sobras de Dios. Y por eso nosotros, nacidos de la basura, tenemos todos algo de día y algo de noche, y somos un poco de tierra y un poco de agua y un poco de viento.
Que bonita leyenda
gracias Daniela
Besos, todos los posibles
Amparo
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