Ayer fue el día de la mujer trabajadora, o sea, de todas. Yo al menos no conozco a ninguna que no trabaje. Otra cosa es que cobre o no por lo que hace.
Mis posiciones feministas, a las que no he renunciado, han ido variando con el tiempo. No me suelo sentir identificada con algunos de los planteamientos feministas actuales, más preocupadas en una equiparación al mundo masculino que a construir una nueva sociedad desde nuestra propia sensibilidad, necesidades, cariños y anhelos. Algo nuevo en vez de adaptarnos al modelo impuesto.
Yo antes pedía guarderías (como todas la madres que intentan seguir con su ritmo de trabajo fuera del hogar). Ahora, en lugar de pedir, me procuro a mi misma tiempo para criar a mis hijos con la tranquilidad necesaria y el tiempo (no es verdad que más vale la calidad que la cantidad en el tiempo porque la cantidad es necesaria a no ser que delegues en tu función a otras personas)
Antes pedía sueldos más altos ahora creo que no se puede crecer ilimitadamente. Que el mundo, la tierra, la vida es generosa pero si a un campo solo le vas recolectando lo que da sin aportarle ningún alimento al final se quedará yermo. Ahora me adapto y simplifico mi vida hasta necesitar menos.
La cría del fruto es la tarea de las plantas que más energía necesita. Y yo estoy de crianza. Necesito energía, tiempo, ganas y entusiasmo para la tarea más difícil a la que me he enfrentado en mi vida. Que eso la sociedad no lo reconozca solo puede hacer daño a la misma sociedad.
No tengo soluciones. Tengo instinto de supervivencia y otros a los que no se dar nombre. Pero si noto que mi lugar ahora está en casa cuidando de los mios, lo haré pese a todo lo que digan todos los manuales feministas.
Creo que la madre tierra, mis hijas o yo misma lo agradecerán. Y si en algún momento mi energía vital da de más, trabajaré más. Es así de sencillo. Así de complicado de llevar en esta sociedad en que si no "eres nada laboralmente" no eres nada socialmente.
Pd.-Ayer leí uno de mis poemas más duros en los antiguos lavaderos en el que todos los años hacemos un homenaje a la mujer. A esas que utilizaban el lavadero y otras que, como mi madre, lavaban en un río al que, en inviernos como este, tenían que romperle el hielo para poder hacerlo. Eso sí era un vida dura. Este año no lo tuve que organizar yo lo cual fue una buena experiencia para variar. Delegar tiene sus ventajas. Felicitaciones a las organizadoras. Y felices días, reivindicativos o no, para tod@s.
1 comentario:
Me parece muy bueno, inteligente y valiente tu manifiesto.
Mucha energía para poder criar a tus niñas.
Esta sociedad creo que está en declive. Se idolatra a gente que no hace ni hará nada por la sociedad mientras que se ignora a la comunidad científica y a los pensadores que se salen de lo políticamente correcto. Desde luego no se agradece e incluso se rie de quienes viven consecuentemente a sus propios valores e ideas.
Ánimo, yo hoy tengo poca fe en la humanidad...a ver mañana.
Besos Porras.
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