martes, 21 de abril de 2009

El autismo voluntario



Cada vez descubro más gente que vive en un autismo voluntario. He de confesar que yo misma lo utilizo cuando creo llegar a mi saturación de "sufrimiento". Cuando no resisto ya más comentarios negativos, no necesariamente dirigidos a mi, sino a cualquier otra persona, y que yo, no se porque me empeño, en vivir como propios.


Hay autismos voluntarios de todo tipo. (Paréntesis para pedir disculpas a los afectados por el autismo real por utilizar esta palabra tan a la ligera)


Autismo voluntario familiar


La persona en cuestión, sea hombre o mujer (aunque yo he descubierto mas hombres pero puede haber sido por pura casualidad) lleva una vida normal pero a la hora de entrar en su hogar o relacionarse con los miembros de su familia se vuelve autista de repente.

A cualquier pregunta que le dirijan directamente contestará con un: "¿heee?" que repetirá las veces que haga falta hasta que el interlocutor se canse.


Autismo voluntario ante el jefe


Hay gente que tras intentos múltiples y reiterados de comunicación real con su jefe se han vuelto autista cada vez que les toca "hablar" con el/ella. En esta ocasión en lugar del "¿heee?" familiar adoptan el "si, señor/a", "si, como no" o "si, por supuesto" Pero en cualquier caso nada de lo que se le ocurra al jefe decir va a cambiar el "si". Es pura supervivencia en la jungla de asfalto y suerte a tenido el que no lo ha tenido que utilizar alguna vez en su vida.


Autismo voluntario social


Que dicho sea de paso es el que yo practico. Pasa muy desapercibido porque consiste simplemente en no unirse al corrillo de "las enteradillas". No hacer preguntas protocolarias que puedan llegar a ser contestadas como: ¿qué tal?, ¿cómo va eso?, que frío hace, ¿no? Quedarse con un simple hola y llevar siempre un libro para leer o una libreta para escribir y que te dejen tranquila...


Y llegados a este punto solo queda preguntarse ¿porqué ansiamos tanto la tranquilidad si la actividad es la sal de la vida? Eso, amigos, será para otra ocasión que hoy ya he ¿reflexionado? bastante.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y que haces Ampar? Tus amigos tomando un café y tu al lado leyendo? ¿Pero no quedas con ellos para verlos y hablar? ¿No es mejor quedarte en casa o no ir a sus invitaciones cuando te sientes así? Yo hago eso, sí no tengo ganas de ver a la gente, no voy.
Besos, Porras

Anónimo dijo...

Supongo que, siguiendo tu esquema, yo calificaria como una 'autista social'. Creo que ese 'autismo' que mencionas, se da más que nada por la necesidad de soledad, de silencio, de tranquilidad que la gente de la ciudad está sufriendo hoy en día.
Tal vez no podamos soportarlo mucho tiempo más, tal vez se equivocó el que dijo que el ser humano puede adaptarse a cualquier ambiente; porque aunque muchos de nosotros sigamos vivos, a algunos se les está muriendo el alma de a poco.

Amparito dijo...

No es eso Porras. Solo me aislo cuando empieza la critica de ponerse verdes uno a otros, cuando no el linchamiento social... Cuando quedo con la pandi procuro hablar... o simplemente escuchar
En cuanto a las reuniones familiares que son lo mas dificil de llevar (a mi me siguen tratando como a una niña y eso que este año cumplo cuarenta) elijo el fregoteo y asi tengo un ratito tranquilo...
Besos a ti, Porras

Daniela te encuentro un poco pesimista. Yo siempre intento mantener la esperanza. Y sino mira a los ojos de un niño. Siempre hay ilusión.
Besitos, Daniela