sábado, 11 de julio de 2009

Abriendo cajones

Tal y como cuenta Michal Snunit en su libro "El pájaro del alma", el alma esta hecha de cajones. Cada uno con su llave especial. Debemos escuchar al pájaro del alma, porque a veces nos llama y no oímos su llamada. Eso es lo peor que puede ocurrir, porque el pájaro sólo quiere hablarnos de nosotros mismos. Quiere hablarnos de los sentimientos que hay guardados dentro de los cajones.
Pero empecemos por el principio:
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"Escondida en lo más profundo de nuestros cuerpos vive el alma. Nadie la ha visto nunca, pero todos sabemos que está ahí. No sólo sabemos que está ahí, sino que también sabemos qué hay dentro de ella.
Dentro del alma, justo en el centro, hay un pájaro que se sostiene sobre una pata. Es el pájaro del alma, y siente todo lo que sentimos.
Cuando alguien hiere nuestros sentimientos, el pájaro del alma empieza a andar el círculos, lleno de pena y dolor,
Cuando alguien nos quiere el pájaro del alma salta y da brincos, haciendo piruetas y moviendo las alas.
Cuando alguien pronuncia nuestro nombre, el pájaro del alma escucha con gran atención para averiguar de qué clase de llamada se trata.
Cuando alguien está enfadado con nosotros, el pájaro del alma se encoge como una bola y se queda callado y triste.
Y cuando alguien nos abraza, el pájaro del alma crece y crece dentro de nosotros hasta que casi nos llena del todo. Así de bien nos sentimos cuando alguien nos abraza.
El alma vive en lo más profundo de nosotros. Nadie la ha visto jamás pero todos sabemos que está ahí.
Nunca, nunca ha existido una persona que no tuviera alma.
El alma empieza a vivir en cuanto nacemos y jamás nos abandona -ni siquiera un instante- en toda nuestra existencia. Es como el aire que la gente respira desde que nace hasta que muere.
¿Quieres saber de qué está hecho el pájaro del alma?
La respuesta es muy sencillo: de cajones.
Esos cajones no pueden abrirse así como así..., ¡porque cada uno está cerrado con su propia llave especial!
Solo el pájaro del alma puede abrirlos. ¿Como?
Ah, eso también es muy sencillo: con su otra pata.
El pájaro del alma se sostiene sobre una para y con la otra (que esconde debajo del ala cuando está descansando) hace girar la llave del cajón que quiere abrir, tira del asa y deja que todo lo que hay dentro ¡salga fuera!
Como hay un cajón para todo lo que sentimos, el pájaro del alma tiene muchos cajones:
uno para estar contento
y otro para estar triste;
uno para sentir celos y otro para
sentirse feliz y satisfecho;
uno para tener paciencia
y otro para impacientarse.
También hay un cajón para odiar
y un cajón para ser amado.
Incluso hay un cajón para ser perezoso
y uno para ser vanidoso.
Y también hay un cajón especial
para tus secretos más íntimos...,
y ese cajón casi nunca se abre.
También hay otros cajones,
tantos como seas capaz de soñar.
A veces puedes decirle al pájaro qué llaves debe hace girar y qué cajones ha de abrir. Otras veces él se encargará de escoger por ti. ¿Cuando? Pues, por ejemplo, cuando quieres guardar silencio y ordenas al pájaro del alma que abra el cajón del silencio. Pero el pájaro, decidiendo por su cuenta, abre el cajón de las palabras y entonces hablas y hablas aunque no tengas ganas de hacerlo.
Quieres escuchar pacientemente, mas el pájaro del alma abre su cajón de la impaciencia y enseguida pierdes la paciencia.
A veces no puede evitar sentir celos. Y a veces te conviertes en un estorbo cuando sólo querías ayudar. El pájaro del alma no siempre hace lo que se le dice que haga, y entonces organiza unos líos tremendos.
A estas alturas ya habrás comprendido que cada persona es distinta porque cada una lleva un pájaro del alma distinto dentro. El pájaro que abre el cajón de la felicidad cada día llena tu cuerpo de felicidad, y entonces eres feliz.
Pero si el pájaro abre el cajón de la ira seguirá enfadado hasta que haya vuelto a cerrarlo.
Un pájaro que esté triste abrirá los cajones que te hacen sentir mal.
Un pájaro que esté contento abrirá los cajones que te hacen sentir bien.
Pero siempre debemos escuchar al pájaro del alma, porque a veces nos llama y no oímos su llamada. Eso es lo peor que puede ocurrir, porque el pájaro sólo quiere hablarnos de nosotros mismos. Quiere hablarnos de los sentimientos que hay guardados dentro de sus cajones.
Algunos de nosotros siempre estamos oyendo su voz. Otros no la oyen casi nunca. Y algunos sólo la oyen una vez en toda la vida.
Por eso es una buena idea -de noche, por ejemplo, cuando todo está en silencio- escuchar al pájaro del alma que vive dentro de nosotros."
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El libro tienes unas sencillas pero expresivas ilustraciones de Na'ama Golomb y está editado por Martínez Roca. Es una pequeña joya, como lo puede ser "El Principito" o "Juan Salvador Gaviota"
No pensaba escribirlo todo pero por lo visto mi pájaro del alma ha abierto hoy el cajón de compartir con todos vosotros.
Felices y satisfactorias aberturas de cajón os deseo.
Besos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una visión del alma realmente hermosa, más que cualquier otra sobre la que haya leído, esas que son abstractas, extrañas e inentendibles.
Un beso!

animsai dijo...

Es precioso saber que en el alma tenemos un pájaro que se aguanta con una pata para poder con la otra ir abriendo los diferentes cajones... Ahora sé que estos días que he estado fuera de campamentos con los niños del esplai mi pájaro ha abierto el cajón de la infancia, de la inocencia, el cajón de la felicidad...

Y en este momento está abriendo el cajón de los bellos recuerdos.

Me ha encantado el cuento que acabas de compartir! Siempre tan dulce!

Miles de besitos desde el cajón de la amistad!

Cuidate!

Amparito dijo...

Gracias a las dos y felices o/y interesantes aperturas de cajones