Una de fantasmas...

En mi casa, llevo oyendo hace días, hablar de esqueletos y calabazas con caras asustadoras talladas...
Pese a repetir mil veces que eso de la celebración de Halloween hace tiempo que estaba inventado en España con la celebración de todos los santos e incluso antes, con los ritos paganos, parece ser que el marketing americano se acaba imponiendo.
Así que hoy toca escribir una de fantasmas y esta es, por supuesto, una historia real.

Yo que me mantengo agnóstica ante todo lo que no puedo demostrar tengo que decir que viví, hace unos años, una historia que traspasaba los límites de la realidad...

Conducía yo hacía una ciudad cercana con los nervios a flor de piel ante un examen que me tocaba pasar y vi que el tráfico iba más lento de lo habitual. La guardia civil hacía señales para que fuéramos más lentos hasta detenernos por completo.
Al cabo de cierto tiempo vi a una periodista, corresponsal de un periódico de la zona, con su cámara al cuello, pasar al lado de mi vehículo y le pregunté:
-Pero, ¿qué ha pasado? Llevamos aquí ya un rato y no avanzamos...
-Ha habido un accidente muy grave. Una furgoneta con trabajadores portugueses. Ahora voy a ver de que me entero...
La chica, con años de experiencia en su profesión se veía blanca, así que no pregunté más y la dejé con su duro trabajo de aquella tarde trágica.
Hay que decir que yo iba con mucho tiempo al examen con la esperanza de repasar un poco en la biblioteca, así que la media hora de reloj que me pasé parada aproveché igual.
No suelo ser morbosa y yo no me baje del coche, como otros para intentar curiosear por allí...
Al dejarnos pasar por fin, vi la furgoneta calcinada y poco más.
El examen tuvo esa anécdota porque, como a mí, a otras alumnas les pilló la misma circunstancia.
Se habló mucho de ese grave accidente pero supongo que ahora ya no lo recordaría de no ser por lo que pasó unas horas después, esa misma noche... (CONTINUARÁ...)