Erase una vez un jabalí solitario que andaba en el monte desenterrado raíces con su poderoso hocico.
Él se sentía a gusto. Estaba en su medio, en su habitad.
Un bosque que raramente era frecuentado por humanos. Esos que de vez en cuando venían con escopetas y olor a pólvora y de los que había que salir corriendo...
Pero hoy no era uno de esos días. La mañana, después de una noche lluviosa, había amanecido despejada. Olía a tierra húmeda, musgo y bojes frescos.
De las acículas de los pinos caían las gotas retenidas durante la lluvia. Pero a él no le importaba. En su duro pelaje las gotas resbalaban. Y a él el frío de la mañana le gustaba.
"Le hacía sentirse vivo"
Si tuviera una hembra para formar una familia, la mañana le parecería perfecta.
Solo pensar en eso e imaginarlo llegó hasta él el olor de una jabalí hembra.
Era lo más atrayente que había olido en su vida. No podía hacer otra cosa que avanzar en la dirección de ese olor.
Bueno, en realidad tenía muchas otras opciones en su vida:
*Intentar controlar su instinto y centrarse en el olor de las raíces y pensar:
"-Total, seguro que ya tiene un compañero..."
*Acercarse para observar a la hembra de lejos pero sin intención de hablar con ella:
Él se sentía a gusto. Estaba en su medio, en su habitad.
Un bosque que raramente era frecuentado por humanos. Esos que de vez en cuando venían con escopetas y olor a pólvora y de los que había que salir corriendo...
Pero hoy no era uno de esos días. La mañana, después de una noche lluviosa, había amanecido despejada. Olía a tierra húmeda, musgo y bojes frescos.
De las acículas de los pinos caían las gotas retenidas durante la lluvia. Pero a él no le importaba. En su duro pelaje las gotas resbalaban. Y a él el frío de la mañana le gustaba.
"Le hacía sentirse vivo"
Si tuviera una hembra para formar una familia, la mañana le parecería perfecta.
Solo pensar en eso e imaginarlo llegó hasta él el olor de una jabalí hembra.
Era lo más atrayente que había olido en su vida. No podía hacer otra cosa que avanzar en la dirección de ese olor.
Bueno, en realidad tenía muchas otras opciones en su vida:
*Intentar controlar su instinto y centrarse en el olor de las raíces y pensar:
"-Total, seguro que ya tiene un compañero..."
*Acercarse para observar a la hembra de lejos pero sin intención de hablar con ella:
"-Total, seguro que no quiere saber nada de un jabalí como yo"
*Acercarse y decirle alguna barbaridad para que ella se vuelva la espalda sin intención siquiera de contestarle...
"-Total, seguro que es una finolis..."
Pero sabía que eso solo eran excusas que ponía el miedo a enfrentarse con el sueño que la naturaleza, todo el universo, había puesto delante de sus narices (y nunca mejor dicho)
Así que hizo acopio de todo su valor y se acercó al olor de la que deseaba fuera su compañera para toda la vida... con la intención de conquistarla.
La hembra no estaba con ningún otro compañero.
No parecía finolis sino una buena hembra.
Y él solo podía pensar en que diría para conquistarla.
Pero ni siquiera hizo falta.
Él llegó y ella se dejó olfatear coqueta.
Luego se miraron y el amor surgió. Como surgen estas cosas, sin necesidad de dar más explicaciones. Porque las cosas que se sienten no necesitan de las palabras para ser explicadas, interpretadas o malinterpretadas.
-Tanto miedo -pensó el jabalí- y ¿para qué?
Y ¿sabéis que?
Los jabalíes formaron una familia con pequeños rayones que, de vez en cuando, jugaban a formar un ejercito de paz para ir a lavarse los dientes...
*Acercarse y decirle alguna barbaridad para que ella se vuelva la espalda sin intención siquiera de contestarle...
"-Total, seguro que es una finolis..."
Pero sabía que eso solo eran excusas que ponía el miedo a enfrentarse con el sueño que la naturaleza, todo el universo, había puesto delante de sus narices (y nunca mejor dicho)
Así que hizo acopio de todo su valor y se acercó al olor de la que deseaba fuera su compañera para toda la vida... con la intención de conquistarla.
La hembra no estaba con ningún otro compañero.
No parecía finolis sino una buena hembra.
Y él solo podía pensar en que diría para conquistarla.
Pero ni siquiera hizo falta.
Él llegó y ella se dejó olfatear coqueta.
Luego se miraron y el amor surgió. Como surgen estas cosas, sin necesidad de dar más explicaciones. Porque las cosas que se sienten no necesitan de las palabras para ser explicadas, interpretadas o malinterpretadas.
-Tanto miedo -pensó el jabalí- y ¿para qué?
Y ¿sabéis que?
Los jabalíes formaron una familia con pequeños rayones que, de vez en cuando, jugaban a formar un ejercito de paz para ir a lavarse los dientes...



1 comentario:
Total, que me gustó un montón. Y es que los mamíferos nos parecemos bastante. Precioso Amparito.
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