viernes, 1 de mayo de 2009

Pensar por libre

Una de las pocas cosas que me gustaría que mis hijas llevaran en su mochila cuando ya vuelen por libre, más que el aprecio o lo contrario a una fiesta determinada o cualquier cosa, de las muchas, a las que yo me he entregado de forma apasionada y a las que necesariamente he tenido que arrastrarlas a ellas desde que estaban en mi vientre. Físicamente al menos. Ya no mental o espiritualmente. La gente lleva a sus hijos a iglesias sin ningún pudor desde que tienen edad para estar calladitos y formales pero si tú llevas a tus hijos a una manifestación (véase, por ejemplo, una contra un pantano) estas haciendo proselitismo y cargándote su libertad de expresión propia... No, no pienso dejarlas con los abuelos que ya han criado a seis hijos y se han ganado sobradamente su jubilación para hacer, por primera vez en su vida, lo que les venga en gana... Tampoco voy a gastarme la pasta en un canguro que se ponga a jugar al la play o a ver la tele antes de que tú te hayas ido, para librar a mis hijas del "efecto perverso de toda manifestación reivindicativa"...

Lo único que me gustaría que conservaran de todo lo que yo, mejor o peor, intencionadamente o sin quererlo, les haya podido trasmitir sería el amor a la naturaleza.
El otro día Luna me sorprendió no queriendo ir al parque. La verdad es que ya llevábamos un día bastante aireado. -Bueno, pues nos quedamos en casita las dos y Alba ya irá con aitá... Quería ver una peli. Pero esta vez no pidió una de Barbie... sino un documental que ella misma había elegido por la mañana y que yo ni me acordaba de haber comprado... Su título:
"EL HOMBRE Y LA TIERRA" Nº 9: La conquista del agua, El martín Pescador y el río viviente. Del siempre apasionado Félix Rodríguez de la Fuente. Luego relacionaron la canción de "Mi amigo Félix" que yo a veces les canto para dormir con la voz y la cara de este señor que, hasta ahora, no conocían.
Tengo que decir que yo me dormí en algún momento y ella aguantó varios capítulos seguidos...




Y este es el cartel que preparó ella solita en una cartulina que encontró. Su profesora, si lo viera, opinaría que es una chapuza (a veces Luna no me quiere enseñar cosas porque su querida profe le ha dicho que es una chapuza a la que no ha dedicado ningún esfuerzo) pero yo no tengo tantos reparos con las faltas, ni el tamaño, forma o color de las letras. A mí, pocas veces me podrá llegar al alma tanto, como con estas frases que salieron solo de su pequeña cabecita de cinco años.

Como la que me dijo ayer: "Cuando el sol llora, las lágrimas hacen un arcoiris" No sé si la habrá oído en algún sitio o sera de su cosecha propia... sinceramente me da igual. Lo bonito es con la dulzura y el momento en que lo dijo.

Si tuviera que pedir un deseo para mis hijas (cosa que no pienso hacer) pediría que pudieran llegar a ser librepensadoras y que pensaran mucho más allá de lo que se han atrevido ha hacer sus padres

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