miércoles, 28 de octubre de 2009

En armonía


No se que es lo que influye o no para que en mi vida reine la armonía. Solo se que hay épocas que todo parece fluir con esa sensación maravillosa de que todo encaja.
De hecho, una de las cosas en que lo noto es que todo está más ordenado (no excesivamente ordenado y pulcro, a eso aun no he llegado y la verdad casi prefiero no llegar) pero si se nota una armonía en como quedan las cosas dejadas en distintos momentos, al azar y que luego, al menos para mi, terminan construyendo un cuadro bello.
Como estas cosas que voy dejando encima de mi escritorio de persiana desde donde os escribo en un rincón del salón familiar (si, aun no he alcanzado la reclamación de Virginia del siglo pasado de una habitación propia, pero no me quejo)
De los dos frutos de otoño que estaban cuando hize la foto, la bellota y la castaña, este último ya no está. Mi hija mayor la reclamó para hacer una araña (creo) que todavía no he visto como a quedado...
La armonía es difícil de describir:
No es un sitio ordenado
Recuerdo, cuando de pequeña me invitaban a su casa mis amigas. Por aquel entonces se estilaba tener una sala para invitados. Era la habitación más grande, más iluminada, con mejores muebles y más limpia de la casa. Eso si, también era la más triste porque estaba siempre cerrada...
Yo pensaba que insignes visitas esperaban para no abrirla ni siquiera para las visitas. Porque cuando iba con mis amigas teníamos prohibido entrar pero cuando iba en plan más formal con mis padres tampoco... No se fuera a estropear.
En fin, que la armonía es otra cosa, una sensación. Todo encaja como en un puzzle terminado y no hay más que explicar.

2 comentarios:

Tempero dijo...

Hablas de la armonía como puzzle que todo encaja. Aspectos armónicos los tenemos a porrillo en la vida natural. En la vida humana es constante la disconformidad pero entiendo/siento lo armónico como una sensación no especialmente duradera. Que te dure.
Ah, por cierto, mira que bello poema de Julia Burgos, poetisa que te recomiendo vívamente.
Besos.



Julia de Burgos

Armonía de la palabra y el instinto


Todo fue maravilla de armonías
en el gesto inicial que se nos daba
entre impulsos celestes y telúricos
desde el fondo de amor de nuestras almas.

Hasta el aire espigóse en levedades
cuando caí rendida en tu mirada;
y una palabra, aún virgen en mi vida,
me golpeó el corazón, y se hizo llama
en el río de emoción que recibía,
y en la flor de ilusión que te entregaba.

Un connubio de nuevas sensaciones
elevaron en luz mi madrugada.
Suaves olas me alzaron la conciencia
hasta la playa azul de tu mañana,
y la carne fue haciéndose silueta
a la vista de mi alma libertada.

Como un grito integral, suave y profundo
estalló de mis labios la palabra;
Nunca tuvo mi boca mas sonrisas,
ni hubo nunca más vuelo en mi garganta!

En mi suave palabra, enternecida,
me hice toda en tu vida y en tu alma;
y fui grito impensado atravesando
las paredes del tiempo que me ataba;
y fui brote espontáneo del instante;
y fui estrella en tus brazos derramada.

Me di toda, y fundiéndome por siempre
en la armonía sensual que tu me dabas;
y la rosa emotiva que se abría
en el tallo verbal de mi palabra,
uno a uno fue dándote sus pétalos,
mientras nuestros instintos se besaban.

cristal00k dijo...

Hay quien pasa por la vida, esperando a esos invitados que nunca llegarán. Peor para ellos.

Besos.