Confieso que el otro día toda una excursión se paró a mirar esta fachada y si no quizá yo no la hubiera fotografiado. Aunque siempre me había gustado nunca había llegado a tanto como para ir con mi cámara en mano hasta allí para retratarla. Yo trabajé en la tienda de debajo un mes durante una sustitución de las vacaciones de otra trabajadora (alguno, desde entonces debe de tener una foto de carne algo desenfocada...) por lo tanto conozco al dueño tanto de la tienda como de la casa, Carlos Peñarroya, que me contaba que desde que salió su casa en no se que programa de la tele, ahora, los guias de las excusiones, hacían un alto en su recorrido para admirar esta curiosa arquitectura. Pero es más, me dice que desde que salió en la tele mucha gente de aquí de toda la vida, le dicen que nunca se habían parado a mirarla y la han descubierto ahora. "No hay peor ciego que el que no quiere mirar" le dije. Pararos a mirar a vuestro alrededor seguro que descubrís cosas maravillosas que, hasta ahora no veíais.
No se mucho sobre ella salvo que me gusta. Pero si algun@ tiene más curiosidad me puedo informar.
La bici que hace de elemento indicador del tamaño es la mía, siempre cargada con una o más mochilas... no podría vivir sin ella o, al menos, viviría peor.
3 comentarios:
Siempre buscando la maravilla exótica y sin ver la belleza cercana... condición humana, supongo.
Besos.
Gracias Cristal por todos tus comentarios
Besos de otoño deseado
Me gusta que parezca como encajada entre otras dos edificaciones de formato distinto, pero lo bueno es que no pierde la sintonía, por eso la gente era ciega, porque sólo ve la belleza en lo enormemente distinto o llamativo, en los colores, en las luces. Es realmente bonito el edificio. Saludos hormiguiles de una hormiga que pasó por aquí buscando imágenes de gente mirando hacia arriba.
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