lunes, 24 de marzo de 2014

A gusto de estar de nuevo en el hogar

A gusto de tener un hogar al que volver y descansar
No como esa chica mas joven que yo, con ropas hippys parecidas a las que yo llevaba, con una bolsa de rallitas como la que yo tengo para la compra y con un carrito con todas sus pertenencias. A dos grados y lloviendo. A dos grados y sufriendo de ver como otros salíamos contentos de un establecimiento caliente y satisfechos de haber dejado pasar la tarde entre sofás y tés aromáticos...
 
No es que nos mirara con odio, ni siquiera con envidia, solo se le veía triste en ese banco que ocupaba ella y todo su mundo, mientras la fría lluvia calaba su chaqueta de lana, su capucha en punta, sus colores arcoíris tan lejos de la tristeza que revelaba su mirada
 
No es que nos maldijera, ni nos pidiera nada, no es que nos insultara, ni nos reprochara nada. Es solo que causaba dolor verla allí tan sola. Sin un sitio al que volver y secarse la ropa...
Hogar: cinco palabras en las que vivir y construir como la obra sin fin, hecha de sonrisas y caricias, trabajo y acomodo, normas y contranormas, convivencia al fin y al cabo. Somos animales de manada.
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